Este domingo, miles de activistas de casi dos centenares de organizaciones ecologistas y animalistas han tomado las calles del centro de Madrid bajo el lema «Lobo vivo y protegido», para exigir la restitución de la protección legal del lobo ibérico y denunciar lo que consideran un retroceso sin precedentes en las políticas de conservación de esta emblemática especie. Convocada por entidades como Animal Guardians, AnimaNaturalis, Ecologistas en Acción, Lobo Marley y WWF España, la movilización ha reunido a colectivos procedentes de casi todas las comunidades autónomas, poniendo de relieve la preocupación social ante la reciente eliminación de la figura de protección especial para las poblaciones situadas al norte del Duero.
El origen de la protesta se remonta al pasado 20 de marzo de 2025, cuando el Congreso de los Diputados, con los votos a favor del Partido Popular, Vox, Junts y PNV, aprobó una enmienda incluida en la Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario que suprimía al lobo ibérico del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE) en su área histórica al norte del río Duero. Esta modificación normativa, calificada por los convocantes como una “artimaña legislativa” que ignora los procedimientos establecidos y el conocimiento científico, permite ahora el control poblacional y las batidas de lobos en territorios donde hasta hace pocas semanas estaba prohibido cazarlos.
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Además, la desprotección estatal amenaza con extenderse a las comunidades autónomas, como la de Madrid, cuyo catálogo regional de especies amenazadas, obsoleto desde 1992, no contempla al lobo por no existir en ese momento ejemplares en la región. De caer la protección estatal, el lobo también quedaría desamparado en la Sierra de Guadarrama, lugar donde reside la mayor parte de la población madrileña de esta especie.
La protesta comenzó a las 12:30 horas en la estación de Atocha y recorrió emblemáticas vías del centro de la capital, con pancartas que reclamaban la reincorporación del lobo ibérico al LESRPE y el cumplimiento de la Directiva Hábitats de la Unión Europea. Bajo un inclemente sol veraniego, manifestantes de todas las edades exigieron también la paralización inmediata de las batidas autorizadas en Cantabria y Asturias, a pesar de los recursos judiciales promovidos por la sociedad civil.
A lo largo del recorrido, se corearon consignas como “¡Lobo vivo, lobo protegido!” o “¡Sin lobos no hay ecosistemas!”, y se desplegaron grandes pancartas con la silueta de un lobo aullando. La presencia de familias, escolares y mayores puso de manifiesto el amplio apoyo ciudadano a la causa, con autobuses organizados desde Galicia, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y otras muchas regiones.
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Reivindicaciones de las organizaciones
Las entidades convocantes han presentado un manifiesto de once puntos en el que, además de pedir la reversión de la enmienda de marzo, reclaman:
- Aprobación de planes de conservación basados en la ciencia: que integren estudios como el realizado entre 2017 y 2024 en la Sierra de Guadarrama, donde se demostró que el 80% de la dieta del lobo está compuesto por ungulados silvestres y solo un 20% por ganado doméstico, desmintiendo así la presunta incompatibilidad con la ganadería extensiva.
- Eficaz persecución de la caza furtiva y el envenenamiento, principales causas de mortalidad ilegal de lobos.
- Programas de coexistencia entre lobo y ganadería, incluyendo medidas preventivas como mastines, vallados y compensaciones económicas a ganaderos.
- Cumplimiento estricto de la Directiva Hábitats de la UE, que obliga a los Estados miembros a proteger a las especies incluidas en el anexo IV y garantizar la recuperación de poblaciones extintas localmente.
- Fin de las batidas autorizadas, ya en marcha en algunas comunidades, que equiparan al lobo con “alimañas” de un pasado lamentable.
El lobo ibérico (Canis lupus signatus) desempeña un papel de especie clave o parra en los ecosistemas peninsulares. Al regular las poblaciones de herbívoros silvestres como el jabalí o el corzo, evita la sobrepoblación que conduce a daños en cultivos, enfermedades y desequilibrios en la vegetación. Estudios internacionales han demostrado que la presencia de carnívoros superiores contribuye a mantener la diversidad biológica y a fomentar procesos ecológicos esenciales, como la regeneración de bosques y la dispersión de semillas.
En España, la recuperación natural del lobo en las últimas décadas ha permitido su retorno a zonas donde había desaparecido hace más de un siglo, lo que no solo mejora la salud de los ecosistemas sino que genera oportunidades de ecoturismo y revierte el abandono rural, beneficiando a comunidades locales. Sin embargo, la percepción negativa y los intereses sectoriales —agrícolas y cinegéticos— siguen presentando al lobo como un enemigo, cuando en realidad sus ataques al ganado, correctamente estudiados, son un fenómeno puntual y manejable mediante buenas prácticas de pastoreo.
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Amenazas actuales y desafíos de conservación
A pesar de su creciente presencia, la población de lobo ibérico enfrenta amenazas múltiples:
- Caza ilegal: La mitad de las muertes de lobos en España son debidas a disparos furtivos o envenenamientos, estrategias clandestinas que persisten incluso en zonas protegidas.
- Batidas autorizadas: La reciente reforma deja legalmente abierta la posibilidad de abatir lobos en el norte peninsular, vulnerando directrices europeas y fomentando prácticas del pasado oscuro de persecución al lobo.
- Falta de coordinación territorial: La variabilidad de normativas autonómicas y la ausencia de un plan nacional coordinado dificultan la implementación de medidas homogéneas de conservación.
- Desinformación y mitos: La imagen del “lobo malvado”, arraigada culturalmente, obstruye el diálogo racional y el consenso social para afrontar la coexistencia.
En la manifestación han tenido un protagonismo destacado las intervenciones de portavoces de las distintas organizaciones convocantes. Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, subrayó que “es intolerable que en pleno siglo XXI el rifle sea la principal herramienta de gestión del lobo, cuando siguen sin tomarse las medidas que permitirían la coexistencia entre lobos y ganadería”. Del Olmo insistió en que “matar lobos no soluciona nada” y defendió la valorización social y económica de un lobo vivo, como motor de recuperación rural.
Desde AnimaNaturalis, su directora en España, Aïda Gascón, lanzó un mensaje contundente contra la desinformación: “La falacia del lobo malvado es un mito creado precisamente para generar miedo en las poblaciones más vulnerables. Con miedo no se pueden tomar decisiones racionales, que velen por el futuro de los espacios naturales, el equilibrio de la fauna y las resonancias éticas de seguir matando a una especie en peligro como el lobo ibérico”.
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Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción, apeló a la responsabilidad política y al compromiso de todas las formaciones: “La sociedad civil reclama la protección del lobo ibérico y la paralización de las matanzas de lobos, e instamos a todos los partidos políticos a que se comprometan a lograr la protección de esta especie”.
Gascón recordó que, en el siglo XXI, no tiene cabida volver “a perseguir y matar al lobo como en tiempos oscuros pasados en los que se hablaba de alimañas”, y subrayó el carácter patrimonial de la especie: “El lobo es patrimonio de toda la sociedad, una pieza fundamental de los ecosistemas en un estado muy frágil, que merece toda la protección”.
Para desmontar el mito del conflicto irresoluble entre lobo y ganadería, diversas regiones europeas han desarrollado planes de coexistencia que combinan:
- Uso de perros mastines de razas autóctonas, entrenados para acompañar al ganado y ahuyentar a los depredadores.
- Vallados eléctricos móviles que se instalan en zonas de pasto nocturno.
- Ayudas públicas para la adquisición de sistemas de protección y compensaciones rápidas por daños comprobados.
- Formación y sensibilización de ganaderos en técnicas de manejo del ganado y prevención de ataques.
En la provincia de Lugo, por ejemplo, un proyecto piloto coordinado por la Xunta y organizaciones locales redujo los ataques en un 70% tras dos años de implementación, sin sacrificar ni un solo ejemplar de lobo en ese periodo. Estas experiencias confirman que, con voluntad política y recursos adecuados, es posible alcanzar un equilibrio sostenible.
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Llamamiento a la acción y próximos pasos
La multitudinaria manifestación del 22 de junio no es un fin en sí misma, sino el pistoletazo de salida de una oleada de movilizaciones, acciones jurídicas y campañas de sensibilización que se desarrollarán a lo largo del verano y el otoño.
AnimaNaturalis hace un llamamiento especial a la ciudadanía para que, más allá de la visibilidad en las calles, se sume a estas tareas de incidencia política y educativa: “Solo un compromiso continuo y activo garantizará que el lobo deje de ser un chivo expiatorio y sea reconocido como un actor indispensable de nuestros espacios naturales”, subraya Gascón.
La defensa del lobo ibérico cuenta con un amplio respaldo social y un sólido fundamento científico y ético. Frente a quienes apuestan por soluciones simplistas basadas en el exterminio, la sociedad civil exige planes de conservación responsables que promuevan la convivencia y respeten los compromisos con la Unión Europea.
El lobo, lejos de ser un problema, es parte esencial del patrimonio natural y cultural de España. Su recuperación es un símbolo de cómo podemos reconciliar el desarrollo rural, la protección de la biodiversidad y el respeto a la vida silvestre. La restitución de su estatus legal y la aplicación de medidas de coexistencia no solo beneficiarán a la especie, sino que contribuirán a la resiliencia de nuestros ecosistemas y al bienestar de las comunidades rurales.
Hoy, con el eco de miles de voces reclamando “Lobo vivo y protegido”, comienza una nueva etapa de movilización y propuestas. La decisión política está en manos de quienes nos representan: esperemos que escuchen el aullido de la sociedad y actúen en defensa de una especie que, más que nunca, necesita de nuestra protección y compromiso.
Fotografías de David Canales
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