Nuevo informe sobre la emergencia climática: ¡el cambio es ahora o nunca!

La comunidad científica con mayor conocimiento del mundo sobre el cambio climático (el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU -IPCC-) acaba de publicar su última evaluación sobre la emergencia climática y cómo abordarla. Se necesitan medidas urgentes, drásticas y radicales.


Existen diversas opciones viables y eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático provocado por el ser humano, las cuales están disponibles en la actualidad, según ha afirmado la comunidad científica en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado ayer, 21 de marzo.  

Una de las medidas con mayor potencial es el cambio hacia dietas basadas en alimentos de origen vegetal, denominadas «dietas sanas y sostenibles» por el IPCC, que aboga por el fomento de los alimentos basados en plantas, como granos, legumbres, frutas, vegetales. 

“La incorporación de una acción climática eficaz y equitativa no solo reducirá las pérdidas y los daños para la naturaleza y las personas, sino que también aportará mayores beneficios”, aseveró Hoesung Lee, Presidente del IPCC. “En el Informe de síntesis, se destaca que urge tomar medidas más ambiciosas y se demuestra que, si actuamos ahora, aún es posible garantizar un futuro sostenible y habitable para todos y todas”. 

En 2018, el IPCC puso de relieve la escala sin precedentes del desafío que suponía limitar el calentamiento a 1,5 °C. Cinco años después, el desafío es aún mayor debido al aumento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero. El ritmo y la escala de las medidas adoptadas hasta el momento, así como de los planes actuales, son insuficientes para hacer frente al cambio climático. 

La quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de la energía y las tierras durante más de un siglo han provocado un calentamiento global de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. Como resultado, se han producido fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y más intensos que han generado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas en todas las regiones del mundo. 

Cada aumento del calentamiento se traduce en peligros que se agravan rápidamente. Las olas de calor de mayor intensidad, las lluvias más fuertes y otros fenómenos meteorológicos extremos exacerban los riesgos para la salud humana y los ecosistemas. En todas las regiones, el calor extremo está causando la muerte de personas. Se prevé que la inseguridad alimentaria y la inseguridad hídrica asociadas al clima se incrementarán debido al aumento del calentamiento. De hecho, es probable que una persona nacida ahora sufra, por término medio, varias veces más fenómenos climáticos extremos a lo largo de su vida que sus ascendientes.

Las personas menos responsables por la crisis climática son las más afectadas

En el informe, aprobado durante una reunión de una semana de duración celebrada en Interlaken, se hace especial hincapié en las pérdidas y los daños que ya se han ocasionado y que continuarán en el futuro, los cuales perjudican especialmente a las personas y los ecosistemas más vulnerables. La adopción de las medidas adecuadas en la actualidad puede dar lugar a un cambio transformador esencial para lograr un mundo sostenible y equitativo. 

“La justicia climática es crucial porque quienes menos han contribuido al cambio climático se ven afectados de forma desproporcionada, explicó Aditi Mukherji, una de los 93 autores del Informe de síntesis, el capítulo final del Sexto Informe de Evaluación del IPCC.

“Casi la mitad de la población mundial vive en regiones que son muy vulnerables al cambio climático. En la última década, el número de víctimas mortales como consecuencia de inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces más alto en regiones muy vulnerables”, añadió Mukherji. 

En esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que se necesitan. Por otra parte, a fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, es preciso lograr reducciones drásticas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores. Las emisiones ya deberían haber disminuido y será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030, si se desea limitar el calentamiento a 1,5 °C.  

La subida del nivel del mar, uno de los efectos del calentamiento global y posible fuente de desastres ecológicos y humanitarios, es "inevitable para los próximos siglos o milenios".

"En los próximos 2.000 años el nivel medio del mar aumentará entre 2 y 3 metros si el calentamiento global se limita a 1,5 grados, y alcanzará entre 2 y 6 metros si no supera los 2 grados", indica el informe.

Ésta es la década decisiva

La solución radica en el desarrollo resiliente al clima. Ello implica integrar las medidas de adaptación al cambio climático con acciones orientadas a reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, de manera tal que aporten mayores beneficios. 

Por ejemplo, el acceso a las energías y las tecnologías limpias mejora la salud, especialmente en el caso de las mujeres y los niños y niñas; la electrificación con bajas emisiones de carbono, el fomento de los alimentos basados en plantas, como granos, legumbres, frutas, vegetales, los desplazamientos a pie y en bicicleta y el transporte público mejoran la calidad del aire, la salud y las oportunidades de empleo, a la vez que fomentan la equidad. Los beneficios económicos para la salud humana derivados solo de la mejora de la calidad del aire serían aproximadamente iguales, o quizás incluso superiores, a los costos que implican reducir o evitar las emisiones. 

El desarrollo resiliente al clima se torna cada vez más difícil con cada aumento del calentamiento. Por este motivo, las decisiones que se tomen en los próximos años serán fundamentales para determinar nuestro futuro y el de las generaciones venideras. 

Para que esas decisiones resulten eficaces, deben estar basadas en nuestros diversos valores, opiniones y conocimientos, incluidos los conocimientos científicos, indígenas y locales. Este enfoque facilitará el desarrollo resiliente al clima y generará soluciones adecuadas a nivel local y aceptables desde una perspectiva social. 

“Los mayores avances en materia de bienestar podrían lograrse al priorizar la reducción de los riesgos climáticos en las comunidades marginadas y de bajos ingresos, incluidas las personas que viven en asentamientos informales”, expresó Christopher Trisos, uno de los autores del informe. “La acción climática acelerada solo se concretará si se aumenta considerablemente la financiación. La financiación insuficiente y asignada incorrectamente frena el avance”.   

La facilitación de un desarrollo sostenible 

Existe suficiente capital en el mundo para disminuir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero si se reducen los obstáculos existentes. Para lograr los objetivos climáticos a escala global, es importante aumentar la financiación destinada a las inversiones en la esfera del clima. Los gobiernos, mediante la financiación pública y unas señales claras a los inversionistas, son fundamentales a la hora de reducir estos obstáculos. Los inversionistas, los bancos centrales y los reguladores financieros también pueden aportar su contribución en este sentido. 

Existen medidas de política de eficacia comprobada que pueden ayudar a lograr una reducción drástica de las emisiones y a impulsar la resiliencia al clima si se amplían y se aplican de manera más generalizada. El compromiso político, las políticas coordinadas, la cooperación internacional, la administración de los ecosistemas y la gobernanza inclusiva revisten importancia para propiciar la acción climática eficaz y equitativa. 

Si se comparten las tecnologías, los conocimientos especializados y las medidas de política adecuadas, y se aporta de inmediato la financiación suficiente, cada comunidad puede reducir o evitar el consumo con altas emisiones de carbono. Al mismo tiempo, mediante una inversión considerable en las medidas de adaptación, es posible evitar los crecientes riesgos, especialmente en el caso de los grupos y las regiones vulnerables. 

El clima, los ecosistemas y la sociedad están interconectados. La conservación eficaz y equitativa de entre el 30 % y el 50 %, aproximadamente, de los recursos terrestres, marinos y de agua dulce de la Tierra ayudará a garantizar la salud del planeta. Las zonas urbanas ofrecen una oportunidad a escala global para fomentar una acción climática ambiciosa que contribuya al desarrollo sostenible. 

A través de los cambios en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra, se pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, estos cambios pueden ayudar a las personas a llevar un estilo de vida con bajas emisiones de carbono, lo cual también promoverá la mejora de la salud y el bienestar. Con un mayor conocimiento de las consecuencias del consumo excesivo, las personas pueden tomar decisiones mejor fundamentadas. 

“Es más probable que los cambios transformadores prosperen cuando existe confianza, cuando todos colaboran para priorizar la reducción de los riesgos, y cuando los beneficios y las cargas se comparten de forma equitativa”, sostuvo Lee. “Vivimos en un mundo diverso en el que cada persona tiene diferentes responsabilidades y distintas oportunidades para generar cambios. Algunas personas pueden realizar una gran contribución, mientras que otras necesitarán apoyo para gestionar el cambio”.

¿Qué puedes hacer tú?

La comunidad científica ha expuesto sus recomendaciones y las soluciones que existen para sobrevivir al cambio climático. Ahora nos toca asegurarnos de que los gobiernos, las empresas, los inversores y la ciudadanía actúen en consecuencia y actuar individualmente apostando por una dieta basada en plantas. 

 

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