Siempre me habían dicho que el hombre tenía tanto derecho de comerse una vaca, como un par de leones de comerse una cebra, o una araña de comerse una mosca. Porque así era la vida, una cadena que liderábamos allá en lo alto. ¿y quien se cuestionaría estas leyes tan obvias?

Por suerte me un día me crucé con un grupo de gente que si se lo cuestionaba. No comían ni vestían con productos que vinieran de animales. Entre charla y charla me fueron tirando abajo todas esas leyes que consideraba obvias.

Y al final resultó que no era verdad que la leche era el alimento más sano del mundo, ni hablar de sus derivados. (es que toda esa publicidad con chicas con sonrisas perfectas y niños sanos y felices no era verdad?!?), también resultó que para vivir sano no se necesita comer carne ni huevos. Es más la verdad era opuesta a lo que me habían dicho toda la vida, no solo no eran necesarias las comidas de origen animal para tener una buena salud, sino que eran causantes de muchas enfermedades.

Gracias a un video en donde mostraban como vivían los animales en las granjas industriales y como terminaban sus días en los mataderos dejé de comer carne de una vez por todas. Desde ese momento el olor a carne cocida nunca lo iba a asociar con algo que para poner entre dos panes, el olor a carne es el olor de un cadáver cociéndose. Es una vida anónima que sufrió hasta probablemente agonizar, por un simple capricho humano.

Ya no quise ser responsable de más sufrimiento, así que lentamente fui probando abandonar hábitos que hicieran daño, ¿podré vivir sin dulce de leche? Y si pude, sin mucho esfuerzo para mi sorpresa, las mermeladas y los dulces lo reemplazan maravillosamente. ¿Podré vivir sin manteca? También pude. Dejé de comprar bizcochos en panaderías (la verdad es que no fue una gran perdida). ¿sin huevos? Encontré una receta para hacer tortillas sin huevos, así que no hay problema! ¿y el queso? Bueno el queso admito que fue lo más difícil. Todavía estoy cruzando los dedos por que inventen alguno que crezca de los árboles ;) , pero por mientras me limito a poner en una balanza mental mis ganas de comerlo, y del otro el sufrimiento de la vaca (la cual tuvo que ser preñada artificialmente durante toda su vida, con unos meses de descanso entre parto y nueva concepción, la tuvieron que alejar de su hijo, llenar de hormonas, antibióticos, y un largo etc de situaciones espantosas). Es fácil saber para qué lado se inclina la balanza.

Hay gente que interpretan las cosas que dejamos los vegetarianos/veganos como pérdidas, no podrían estar más equivocados.

Hoy en día lo único que me molesta es no haberme enterado antes de lo que pasaba, de cómo eran las cosas realmente. Una cosa que siempre digo, porque creo con toda firmeza que es así, es que si todos tuviéramos simplemente la información para poder elegir que hacer, la inmensa mayoría (sino todos) elegirían el vegetarianismo o el veganismo. Y para eso estoy luchando.