Sin duda, una de las cosas más bonitas que mis padres han podido hacer por mí, es dejarme crecer rodeada de toda clase de animales que fuimos adoptando según nos íbamos encontrando y que estoy convencida ha sido decisivo en la forma en que conecto con ellos. Los animales me han enseñado las lecciones más valiosas de la vida; cómo ser feliz con lo que tengo, la aceptación de las circunstancias, la tolerancia, de que todo está bien tal y como está y de que es posible vivir feliz y en harmonía con uno mismo y lo que nos rodea.

Hubiera deseado ser criada con los principios del veganismo desde mi infancia, pero generación tras generación; nuestros padres, abuelos, bisabuelos... todos han sido engañados con falsas creencias (y que nos han transmitido) sobre el consumo y uso de los animales. Como la mayoría de personas, tuve que hacer la conexión con mi propio conocimiento. Me llevo exactamente 33 años. Un día, me llegó un video muy violento que sucedía en un matadero, de aquellos que nadie quiere ver. Desde entonces empecé mi vida vegetariana pensando así salvar a los animales. Unos meses más tarde descubrí la realidad de la industria láctea que me empujó a informarme sobre otras realidades igual de crueles como; la de las gallinas y los huevos, el uso de los animales en moda y entretenimiento y una lista sin fin... Finalmente en Mayo de 2018, siendo ya consciente del impacto que tenía consumir cualquier tipo de producto de origen animal, di un paso más y me hice vegana - definitivamente, la mejor decisión que he tomado en mi vida!

Como persona que ha pasado el 90% de su existencia comiendo animales, nadie de mi entorno hubiera creído jamas que algún día sería vegana, ni yo misma. Hasta hace 3 años mis platos de comida incluían carne o pescado a diario. Las tapas por Barcelona eran un clásico del verano; calamares a la romana, ensaladilla rusa, steak tartar. Y qué decir del sushi, y los tacos mexicanos. Hasta hace dos años la tortilla de patatas, las tabletas de chocolate con leche Milka, los helados y las hamburguesas eran mi mayor lujuria. Tuve miedo de renunciar a todo esto pues aunque para algunos alimentos hay sustitutos increíbles, debo reconocer que no es así para otros todavía. Pero algo que nunca anticipé es que a medida que pasaba el tiempo llevando una dieta vegetal, mis gustos cambiarían. Mis lujurias empezaron a transformarse en otras; un revuelto de tofu, los wraps de seitán con ensalada, las hamburguesas de Beyond Meat, un curry de Eura de salsa de coco, una ensalada de couscous, los yogures de Alpro, un vaso de avena con cacao en polvo, los helados de Valsoia... el mayor de mis miedos era que mi cuerpo siguiera pidiéndome alimentos de origen animal y estar destinada a odiar lo que comía, pero en cuanto cambié mis hábitos también lo hicieron mi cuerpo y mis gustos. Ahora desearía haber dado el paso antes.

Cuando pensamos en votar siempre se nos vienen en mente papeletas electorales y elecciones. Pero hay un voto muy importante que hacemos cada día, sin darnos cuenta, y es el que hacemos con nuestro dinero. Cuando compramos unos tipos de productos, unas marcas, unos ingredientes... en realidad estamos votando por una sociedad u otra. Pues estamos financiando a estas empresas para que sigan haciendo lo que hacen. Entonces, podréis entender que los consumidores, tú, yo y cada uno de nosotros, somos las velas de esta sociedad y tenemos un papel muy relevante ajustándolas correctamente porque de ellas depende seguir o no con la exclavitud de los animales.

Ser vegano no solo consiste en rechazar productos de origen animal en alimentación, sino en vivir un estilo de vida consciente y compasivo. Nos obliga a mirar hacia dentro y a preguntarnos si nuestras elecciones de vida están alineadas con nuestros valores y empezar a (pre)ocuparnos por vivir de forma más sostenible. Aunque en un inicio mi decisión fue motivada salvar a los animales, por el camino fui descubriendo muchos otros motivos por los cuáles soy vegana y pienso que todos deberíamos serlo:

  1. Cuidas de nuestro planeta
  2. Evitas enfermedades asociadas al consumo de animales (un ejemplo claro con la pandemia que hemos vivido)
  3. Te hace consciente de las injusticias
  4. Conoces personas nuevas con tus mismas inquietudes
  5. Vives feliz y tranquilo sabiendo que no haces daño a nadie

En un mundo en el que nada más tocar un botón tenemos toda la información y conocimiento a nuestro alcance, todavía hoy, me cuesta entender cómo tardé tanto en hacer la conexión. Pero, estar al otro lado me ha servido para desarrollar tolerancia hacia las personas que aún viven engañadas por nuestra sociedad y me da esperanza de que si yo he podido despertar, cualquier persona puede. Llevar un estilo de vida vegano es mucho más fácil de lo que muchos creen, y cada vez hay más opciones cruelty-free tanto en alimentación, cosmética como materiales alternativos en moda! Con mi blog Fashion by Compassion (www.fashionbycompassion.com) quiero poner mi granito de arena en impulsar un cambio de conciencia en nuestra sociedad y demostrar que, aunque ésta influye en nuestras decisiones de vida, nosotros siempre tenemos la última palabra.