Cuando escuchamos a cerca de los horrores de la ganadería industrial – la polución, los desechos, las miserables vidas de billones de animales – es difícil no sentir cierto remordimiento y concluir que deberíamos comer menos carne.

Sin embargo, la mayoría de nosotros probablemente no lo hará. En cambio, murmuraremos algo sobre lo sabrosa que es, que "todo el mundo" la come, y que sólo compramos "carne alimentada con pasto".

Durante el próximo año, más de 50.000 millones de animales terrestres serán criados y sacrificados para alimento en todo el mundo. La mayoría de ellos serán criados en condiciones de sufrimiento innecesario, además de dañar a la gente y al medio ambiente de manera significativa.

Esto plantea serios problemas éticos. Hemos compilado una lista de argumentos en contra de comer carne para ayudarte a decidir por sí mismo qué poner en tú plato.

1. El impacto ambiental es enorme

La ganadería deja una huella ecológica inmensa. Contribuye a la degradación de la tierra y el agua, a la pérdida de biodiversidad, a la lluvia ácida, la degeneración de arrecifes de coral y la deforestación.

Donde se refleja más claramente este impacto es en el cambio climático - la ganadería contribuye con el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ser humano en el mundo, aunque esa cifra se dispara sobre el 51% si sumamos las emisiones de industrias relacionadas y el efecto multiplicador que tienen gases como el metano. Esto es más que todas las emisiones de barcos, aviones, camiones, automóviles y todos los demás transportes juntos.

El cambio climático por sí solo plantea múltiples riesgos para la salud y el bienestar a través del aumento de riesgo de fenómenos meteorológicos extremos - como inundaciones, sequías y olas de calor - y se ha descrito como la mayor amenaza para la salud humana en el siglo XXI.

Reducir el consumo de productos animales es esencial si queremos cumplir con los objetivos mundiales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero - que son necesarios para mitigar los peores efectos del cambio climático.

2. Requiere cantidades inmensas de grano, agua y tierra

La producción de carne es muy ineficiente - esto es particularmente cierto cuando se trata de carne roja. Para producir un kilogramo de carne se necesitan 25 kilogramos de grano - para alimentar al animal - y aproximadamente 15.000 litros de agua. El cerdo es un poco menos intensivo y el pollo aun menos.

La magnitud del problema también se puede ver en el uso de la tierra: alrededor del 30% de la superficie terrestre se utiliza actualmente para la ganadería. Dado que los alimentos, el agua y la tierra son escasos en muchas partes del mundo, esto representa un uso ineficiente de los recursos.

3. Daña a los pobres del mundo

Alimentar con grano al ganado aumenta la demanda mundial y sube los precios de los cereales, haciendo más difícil para los pobres del mundo alimentarse a sí mismos. En cambio, el grano podría utilizarse para alimentar a las personas, y el agua utilizada para regar los cultivos.

Si todos los cereales se utilizaran para alimentar a los seres humanos en lugar de los animales, podríamos alimentar a 3.500 millones de personas más. En resumen, la ganadería industrial no sólo es ineficiente, sino también injusta.

4. Provoca sufrimiento animal innecesario

Si aceptamos, como muchas personas hacen, que los animales son criaturas sintientes cuyas necesidades e intereses importan, entonces debemos asegurarnos de que estas necesidades e intereses son por lo menos mínimamente cumplidos y que no los hacemos sufrir innecesariamente.

La ganadería industrial queda muy por debajo de esta norma mínima. La mayor parte de la carne, los productos lácteos y los huevos se producen de manera que ignoran total o completamente el bienestar de los animales - al no proporcionar suficiente espacio para moverse, entrar en contacto con otros animales y acceder al aire libre.

En resumen, la agricultura industrial hace que los animales sufran sin justificación.

5. Nos está haciendo enfermar

A nivel de producción, la ganadería industrial depende en gran medida del uso de antibióticos para acelerar el aumento de peso y controlar infecciones - en los Estados Unidos, la industria ganadera consume el 80% de todos los antibióticos vendidos.

Esto contribuye al creciente problema de salud pública de resistencia a los antibióticos. Se calcula que más de 23.000 personas mueren cada año en los Estados Unidos solamente por bacterias resistentes. Mientrss esta cifra continua creciendo, resulta difícil exagerar la amenaza de esta crisis emergente.

El alto consumo de carne - especialmente de carne roja y procesada - típico en la mayoría de los países industrializados ricos, está relacionado con mala salud, incluyendo enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes y diversos tipos de cáncer.

Estas enfermedades representan una parte importante de la carga global de enfermedades, por lo que reducir su consumo podría ofrecer considerables beneficios para la salud pública.

Actualmente, la ingesta de carne promedio para alguien que vive en un país de altos ingresos es de 200-250 gramos al día, muy por encima de los 80-90 gramos recomendados por las Naciones Unidas. Cambiar a una dieta más basada en plantas para el 2050, podría salvar hasta 8 millones de vidas al año en todo el mundo y producir unos ahorros relacionados con la salud y evitar los daños causados por el cambio climático de hasta 1,5 billones de dólares.

Fundamentalmente, es poco ético

La mayoría de la gente está de acuerdo en que, como regla básica, una acción que promueve la felicidad general de los demás es moralmente buena, mientras que una acción que causa daño o sufrimiento sin una buena justificación es moralmente incorrecta.

Comer carne es incorrecto no porque haya algo especial en los cerdos o los pollos o los perros o los gatos, sino por los daños que causa, ya sea porque el daño se causa a los animales, a seres humanos, o al medio ambiente en general.

La mayoría de las personas que viven en países industrializados tienen una elección dietética históricamente sin precedentes. Y si nuestras necesidades nutricionales ahora se pueden satisfacer con el consumo de alimentos menos dañinos, entonces deberíamos elegir estos en lugar de alimentos que sabemos que causan más daño.

Comer menos carne y productos animales es una de las cosas más fáciles que podemos hacer para vivir más éticamente.

Fuente: https://theconversation.com/five-ways-the-meat-on-your-plate-is-killing-the-planet-76128